Del archipiélago cultural a la isla de las cacerolas.
Debate en TN “Argentina para armar”
En el programa de TN “Argentina para armar” que conduce María Laura Santillán se produjo un interesante debate sobre la movilización del jueves último. En el mismo participaron el Dr. Gargarella, la Dra. Svampa, el sociólogo de Poliarquía Fidanza y el Dr Grimson, decano del IDAES.
El debate, por supuesto, tuvo varios y contrapuestos puntos de vista, algunos interesantes, para poder profundizar sobre distintos temas que están ausentes en las discusiones de nuestra universidad y de su comunidad.
Me llamo la atención un concepto, en principio expuesto por el sociólogo Fidanza, que hacía referencia a las “distintas islas” que conforman la sociedad para poder argumentar que la manifestación del día jueves tenía el trasfondo de haber sido realizada en su mayoría por la isla de la clase media o media alta.
Este concepto fue reforzado y desarrollado por el Dr. Grimson para seguir argumentando, que si bien el gobierno debía tomar cuenta de la movilización, esta estaba conformada en su mayoría por esa isla de clases medias y medias altas a las cuales no había que desacreditar pero había que ubicarlas en su debido lugar; ya que si bien podían tener determinados reclamos, estos no eran los reclamos que tenían otros sectores populares que están favorecidos, entre otras cosas, por el último aumento otorgado por el gobierno al subsidio universal por hijo.
Este concepto de islas me llamo mucho la atención, ya que en el libro del Dr. Grimson, “Los límites de la cultura”, él mismo se encarga de desacreditarlo, aunque la particularidad del análisis habla de la “crisis de la metáfora insular” haciendo referencia a los fenómenos que resquebrajan la imagen de archipiélago cultural.
El concepto habla de la imposibilidad de uniformidad de islas culturales en los procesos de inmigración, muy ciertos por realidad, sin embargo la pregunta sería ¿se puede aplicar este concepto desde el punto de vista social? ¿Podemos hablar de islas socio-económicas dentro de los límites de los barrios?
Creo que semejante determinismo social escapa al análisis objetivo de la sociedad y queda sujeto a la sola discusión coyuntural para el mero argumento de una posición política. Porque sería una simple subjetivización determinar que entre las avenidas Santa Fe y Libertador solo existen personas de clase alta, obviando por completo por hacer un simple repaso, la cantidad de encargados de edificios del mismo barrio que no se los puede enmarcar en las clases medias altas o los muchos hombres, mujeres y niños que viven en esa mismas calles y son marginales u ocasionales inquilinos, como así tampoco podemos afirmar que en Mataderos solo habitan clases populares o bajas.
Por lo cual no me queda en claro si para el Dr. Grimson el concepto de isla es inaplicable al análisis de la cultura pero sí al de las clases sociales, o sí ante un debate político para argumentar una posición es válido la utilización de cualquier concepto.
De todas manera sería más que interesante poder profundizar estos conceptos y muchos más dentro de “las fronteras de nuestra universidad” con el Dr. Grimson y muchos otros profesores para que podamos acceder a la formación de un conocimiento crítico dentro de los distintos campos académicos en los cuales nos desarrollamos.
Guillermo Castelli.
Agrego que se habla de archipiélago pero se limitan a discutir lo que la televisión hizo visible, o a imágenes de "Santa Fe y Callao"... prácticamente apenas una pequeña playa en alguna de esas islas metafóricas. Sirvió para introducir el reclamo que algunos habrían hecho por las restricciones a la compra de divisas (o sea, gente que tiene sobrantes pesos y quisiera hacerse de dólares como si eso fuese malo).
ResponderEliminarPero los reclamos son múltiples y sus orígenes y espacios también, recordemos que no se trató de una movilización a Plaza de Mayo (solamente). En el partido de San Miguel, donde vivo, sobresalía el reclamo de seguridad y de mayor calidad de las instituciones públicas. Contrariamente a algunas declaraciones descalificatorias, no había ningún ánimo destituyente ni grupos que se arrogaran la representatividad popular. Se veía una multitud dirigiéndose con sus inquietudes a, ni más ni menos, sus representantes legítimamente establecidos.
Sebastián