domingo, 2 de junio de 2013

Populismos. Parte II La clase media y las migajas.

Hoy las migajas arrojadas del banquete de la burguesía son aplaudidas y defendidas por una militancia cuentapropista y un seudo activismo que se piensa más progresista por convalidar el subsidio universal a las niñez así como el resto de los planes trabajar.
Muy pocos somos los que testificamos en contra de todos esos  subsidios que no hacen más que robustecer las cadenas del clientelismo político, y  bien barato que le sale a la clase dominante. Ellos han sabido transformar el significado de los subsidios como si fueran una valorización en sí mismos, cuando en realidad  no son más que la humillación a nuestros hijos y a sus padres por haber caído al hoyo de la población sobrante, aquella que nunca volverá a tener un trabajo digno y estable sino que estará condenado a vivir de las dadivas del estado y la fortuna de las changas, mientras la soja esté de moda y nuestro suelo aguante,  que acrecentara su condena padeciendo una educación cada vez de peor calidad y una salud que es un paliativo a la zozobra hospitalaria, donde en vez de prevenir para curar alargan las agonías. En  un discurso plagado de eufemismos triunfalistas  como si los subsidios fueran la dignificación etérea del trabajo.
Tanto el relato oficialista y su reproducción por parte de aquellos que por no declararse en contra, militantes y seudo académicos incapaces de sostener una teoría alternativa, por ser incondicionales con su clase, son  cómplices del suplicio establecido por ley, y encima se la creen socialistas, vociferan inclusión para todos, cuando tendrían que completar la frase con inclusión para todos  a la pobreza de por vida, porque con las migajas recibidas solo podrán comer con un poco de suerte y magia con los 6 pesos diarios que el gobierno determina y asegura  se puede  subsistir.
Al propósito de los ilusionistas y de los que no estuvieron pero siempre están habría que agregar al afamado dúo Menem-Caballo , a los Kirchner, los Fernández, los Scioli, los Insfrán, Duhalde, Manzano, Yoma, Gioja, Jaime, Moyano, Caballieri, Zanola, Pedraza, y siguen las firmas.
Todos cómplices del saqueo, la entrega y las privatizaciones, con el antiguo discurso nacionalista, sin embargo ya nadie se hace cargo de cuando en los “90 levantaban las manos en el congreso y en el senado para vender todas las propiedades del Estado.
Estos mismos los que hoy encabezan el gobierno nacional y popular, y aquellos que antes decían ser del campo revolucionario, vuelven a renovar el discurso nacionalista, siempre con una sabia interpretación de la realidad, la realidad que le conviene a la burguesía pero que es necesario que todos convaliden haciendo propias las necesidades ajenas.
La pregunta del millón sería, ¿es posible en los tiempos que corren desarrollar  empresas totalmente nacionales dentro del sistema capitalista mundial como asevera “nuestra Burguesía”?
Evidentemente NO, la última oportunidad para que la burguesía nacional se siga robusteciendo como clase paso en los 50 y 60 plena etapa del desarrollismo fronteras adentro, cuando todavía se daba la posibilidad de desarrollar monopolios estatales en franca competencia con los grandes capitales, opción hoy inexistente debido a la transformación del Estado-Nación.
Otra mentira burguesa sustentada por la maldita clase media “progre” ,por la izquierda anti marxista, y por todo el arco académico y mediocre que sirve de sostén no solo al kirchnerismo sino también  “a la revolución capitalista bolivariana” y al liberalismo brasilero de rostro humano.
Guillermo Castelli.

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