¿La derecha de la izquierda o la izquierda
de la derecha?
La razón
fundamental por la que pese a la enérgica lucha de nuestro pueblo, las clases
dominantes no han visto peligrar su dominación política ha sido la ausencia de una opción revolucionaria de poder que
ofreciera a las masas una salida política fuera de los marcos del sistema
capitalista.
Y esta
situación se ha ido tornando más compleja a través del paso de los años,
teniendo en cuenta que el último auge popular con cierto contenido político fue
protagonizado por nuestro pueblo, entre 1982, último manotazo de ahogado de la
dictadura militar y 1988 desbarranco del alfonsinismo y frustración popular con
el sistema democrático.
Luego de
este lapsus donde afloraron cantidades de grupos y organizaciones que desde las
clases bajas y medias trataron de darle forma orgánica a ideales, utopías y
proyectos emancipadores, la burguesía supo no solo contener, sino también
desbaratar todo intento de fortalecimiento ideológico y organizativo que
acerque al pueblo a alguna definición política creíble de llevarse a cabo.
Incluido el 2001 donde el poder instituido supo asustarse de manera tal, que
por unos pocos días recorrieron sus pensamientos los ajusticiamientos populares
, las expropiaciones a los grandes monopolios y el desafío fierro a fierro a
las FFAA, por solo ser desbordados por un pueblo asqueado por la falta de trabajo, la corrupción, y la
explotación, pero sin ningún tipo de organización política capaz de
sintetizar, unificar criterios y consignas
para seguir desarrollando una alternativa popular posible.
Los años se
fueron sucediendo y los ideales, los principios y las utopías se fueron y
siguen desvaneciéndose en el inconsciente colectivo.
En esta
sucesión de fracasos y traiciones solo quedan algunos grupúsculos organizados y
apenas un par de organizaciones trotskistas que intentan reivindicar un
socialismo construido a través de elecciones, apartado totalmente de Marx y
Engels, sus progenitores, que agitando verborragia revolucionaria cada vez se
encuentran más cerca de Clarin que de las masas populares.
Sin embargo
estas organizaciones trotskistas como el PO, el MAS, MST, etc. no hacen más que
confundir, engañar y terminar trabajando para el enemigo más rancio. Y esto no
es producto de la coyuntura, ni una equivocación en sus lineamientos políticos,
por el contrario es el resultado cabal de su ideología y su práctica histórica.
No es
ningún descubrimiento decir que su política se basa solamente en petardismo
economicista, al igual que su política de organización, la cual se centra
siempre en asambleismos y comisiones gremiales, haciendo del mejoramiento salarial el único objetivo , como si esto fuera “la
consigna revolucionaria” , o como si fuera la razón fundamental para construir
el socialismo que tanto pregonan.
Han
reafirmado históricamente al
economicismo como su razón de vida, dejando de lado la lucha ideológica, la
concepción del hombre nuevo, sus aportes y su valor en un nuevo tipo de
producción socializada, la construcción
de un sistema donde el poder sea detentado por la clase revolucionaria, una construcción ideológica, que lejos se
encuentra de la portación de overoles o títulos de obreros; la cual se adscribe
al estudio minucioso del desarrollo capitalista en sus diferentes etapas, al
desarrollo de las diferentes instancias organizativas del pueblo, a la
conquista de espacios de poder local urbano y rural, y a la posibilidad de
generar un sistema alternativo que vaya avanzando de manera indefectible hacia
el socialismo real.
Pero es
necesario recordar que su equivocado análisis de clase agrega a su economicismo la política del entrismo como forma principal de inserción popular, debido a su
lectura de la realidad y a su respuesta política, la izquierda trotskista
siempre ha caído en la trampa de la propaganda burguesa de creer que las masas
son peronistas, por ser la gran mayoría de
los sindicatos, dirigidos por peronista , por ende los trabajadores son
peronista, por consiguiente la política a desarrollar va dirigida a la lucha económica
dentro de los gremios, creando así una “nueva categoría” “obreros sindicalizados
peronistas” y sus militantes tienen que llevar su política
al medio del conflicto sindical, como si esto fuera el único problema crucial
de la revolución.
Y esta
estrategia la vienen llevando a cabo desde los años ´60 hasta la actualidad, con la
diferencia sustancial que en los ´60 y ´70 el campo popular estaba radicalmente
enfrentado con la burguesía dominante, y sus expresiones de derecha dentro del
pueblo eran verdaderamente sangrientas por lo cual cualquier tipo de trabajo o
alianza con ellas era condena segura por
todo el arco revolucionario y los trabajadores que en ese momento tenían una
activa vida política.
Pero no
debemos olvidarnos que el trotskismo así también como el PC (partido comunista)
fueron reformistas, reaccionarios y hasta cómplices de la nefasta dictadura
militar. En principio porque en la medida que el campo popular iba
profundizando sus organizaciones
políticas y fomentando la lucha armada, el reformismo los fue acusando de
extremistas, foquistas, aventureros y toda una gama de escusas solo para
despegarse de los riesgos verdaderos que conlleva una revolución y el
enfrentamiento directo con una dictadura militar, desnudando su verdadero
carácter de clase pequeño burgués; pero también adjetivando al gobierno militar
como “militares nacionalistas” que darían respuesta el extremismo izquierdista,
como si no hubiesen sufrido sus militantes también persecución y asesinatos.
En estos
días la historia se repite, siempre con el economicismo como “bandera
revolucionaria”, no importa el contexto ni con quien generan la alianza, han
sido el caballito de batalla de una CGT moyanista y barrinuevista , la peor
lacra del peronismo, los cuales fueron la mano de obra barata de Perón ,
Lopez Rega y la tripe AAA, persiguiendo compañeros, torturando y
asesinando en nombre de Perón en contra de la infiltración marxista.
No importa
de la mano de quien van, solo importa hacer un paro por mayores salarios y en
contra de la inflación, y no solo eso, sino que operaron haciendo piquetes, el trabajo sucio que
Moyano amablemente les dejo hacer para garantizar el paro, sin ni siquiera invitarlos
a la mesa de la conferencia de prensa. Cuando el piquete ya ha dejado de ser
una herramienta del pueblo organizado para pasar a ser una imposición del
lumpen para la obtención de subsidios al parasito. Que por otra parte día a día
la gente los repudia por haber dejado de ser una verdadera herramienta de lucha
para pasar a hacer un autentico problema para los trabajadores que pierden
presentismo, puntualidad y horas de trabajo.
En pocos días
más irán a llenarle la plaza a los Moyanos y a los Barrionuevo y seguirán gritando
por el aumento salarial, y por la construcción del “frente de izquierda y los
trabajadores” como si esto fuera una dicotomía que debe unirse para conseguir
una solución mágica. Parece que les es imposible construir una organización
donde los obreros y proletarios sean hombres y mujeres capaces de ser los
pilares de la organización y se planteen el socialismo, teniendo el compromiso
político e ideológico para desarrollarla. Desde su concepción política hasta su
práctica siempre terminan demostrando que ellos son los iluminados de izquierda y los obreros son aquellos que
los tienen que acompañar, ya que parecen tener un rol secundario.
Es cada vez
más necesario profundizar en la teoría y en nuestra practica pasada para lograr
un balance ajustado de aciertos y errores que nos permitan una lectura audaz
del presente para aunar esfuerzos en la construcción de una herramienta capaz
de aglutinar a hombres y mujeres con ideales bien templados en la ciencia del
materialismo dialectico y en la práctica
diaria de los trabajadores, para
desarrollar una nueva teoría ajustada a las necesidades de ésta realidad otorgándonos
los elementos pertinentes para una accionar revolucionario capaz de
cuestionarle en un futuro cercano el poder a la clase dominante.
Guillermo Castelli.
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