jueves, 14 de julio de 2016

Grimson, Forster, González, Abal Medina los intelectuales orgánicos.



Grimson, Forster, Gonzales, Abal Medina  los intelectuales orgánicos.

Según  Antonio Gramsci, cada clase social fundamental tiende a crearse su propio grupo de intelectuales, que le da homogeneidad y conciencia, en el terreno económico, pero también en el político y el cultural.
La nueva era democrática que se viene sucediendo en Argentina como en el resto de los países sudamericanos, luego de los procesos dictatoriales que se han sufrido, ha venido a resolver  la  contradicción fundamental de la aplicación de los planes económicos de las clases dominante, que ante tanto oprobio y espoliación padecidas por  las grandes masas, éstas eran capaces de generar organizaciones gremiales, culturales, políticas y hasta militares de altísimo carácter revolucionario, ocasionándole conflictos sociales, que para sofocarlos era necesario generar dictaduras capaces de reprimir a cualquier costo para sostener la aplicación de los planes económicos .
Las clases dominantes, viejas burguesías nacionales en extinción y las nuevas altamente transnacionalizadas, han aprendido que es mucho más fácil aplicar los devastadores planes económicos generando consensó de masas. O sea sostener la ganancia y acumulación capitalista a través de gobiernos populistas que sean capaces de conseguir apoyo masas.
A tal punto el consenso es efectivo que el gobierno de Menem convenció a grandes multitudes con su relato;  la mejor salida a las crisis económica que acorralaba al país era vender todas las empresas del Estado Nacional causantes de las grandes pérdidas, y la gente termino pidiendo a gritos las privatizaciones. El Kirchnerismo no escapo a esta fórmula, organizo un gran relato de mentiras para desarrollar grandes  transferencia económica a grupos monopólicos adeptos, y políticas clientelares y de saqueo al estado, para sostenerse en el poder durante tres periodos .
Y los intelectuales son los primeros organizadores de la función económica de la clase a la que están ligados orgánicamente. También son los portadores de la función hegemónica que ejerce la clase dominante en la sociedad civil. Trabajan en las diferentes organizaciones culturales, educacionales y especialmente en las de difusión, radios, revistas, diarios, televisión, redes sociales; con el fin de asegurar el consentimiento pasivo, sino también el activo, de las clases dominadas en la dirección que las clases dominantes le imprimen a la sociedad. Al mismo tiempo también cumplen con la función de organizar el aparato de coerción estatal que asegura ¨legalmente¨ la disciplina de aquellos grupos que no consienten ni activa ni pasivamente, pero que está preparado para toda la sociedad en previsión de los momentos de crisis en el comando y en la dirección, casos en que no se da el consenso espontáneo.
Estos son los empleados de la clase dominante, organizadores ¨intelectuales¨ de la hegemonía necesaria para construir consenso social, con el fin de revalidar continuamente las políticas aplicadas por el gobierno de turno.
En estos roles  es que se fueron desenvolviendo y  ocupando lugares personajes como Alejandro Grimson, Ricardo Forster, Horacio González, Paula y Juan Manuel Abal Medina, Dante Palma y otros tantos.
Construyeron todo un andamiaje desde lo académico – cultural para contribuir al gran relato que abarcaba desde la defensa de los DDHH, la incorporación de millones de puesto de trabajo, la inclusión social y la inflación más baja de la historia, entre otras tantas mentiras, que pudieron ser sostenidas gracias al gran control de los medios de comunicación a través del aparato del Estado.
A tal punto las mentiras se transformaron en veracidades, que ni Néstor ni Cristina   estuvieron exiliados durante los años duros, convivieron felizmente en Santa Cruz y no solamente eso, se llenaron los bolsillos gracias a Martínez de Hoz y su ley 1050 sancionada en 1980; no hace falta explicar quien gobernaba el país en ese año, la cual descongelaba las cuotas de los préstamos hipotecarios y éstos pasaban a indexarse al ritmo de la inflación, gracias a esto cientos de personas presionadas por los bancos debieron mal vender sus casas. ¿Y a qué no saben quién las compraba?
Por lo cual se cae de maduro que el discurso de los DDHH solo fue una retórica de coyuntura, porque cuando realmente las papas quemaban los Kirchner acumulaban propiedades gracias a la dictadura.
Sin embargo todo un grupo de comunicadores, educadores, periodistas, intelectuales formaron el gran relato del proyecto nacional y popular. Lo difundieron en todos los ámbitos, especialmente en los académicos, a través de las grandes redes que se construían con el aparato y la financiación  estatal.
Pero como siempre me decía mi abuela, las mentiras tienen patas cortas, y hoy a la luz de los hechos el robo perpetrado desde el Estado ha sido increíble, hasta para sus propios mentores. Han robado tanto que hasta era cierto que no la contaban sino que la pesaban.
Hoy por supuesto todos quieren despegarse del gran robo. Hoy ¨los argumentos para mayor igualdad¨ afirman que el robo de algunos no invalida el proyecto, que solo fueron José López y  Lázaro Báez, que corrupción siempre hubo, que Macri y todo su equipo tienen panamá pappers, etc, etc.
Como si  los actuales ¨ladrones¨ redujeran el robo perpetuado por ellos. O sí esto demostrara que durante la era K  hubo solo hechos aislados de corrupción y no un proyecto de facinerosos llenándose los bolsillos de plata y repartiendo dádivas para sostenerse en el poder.
López lejos esta de ser el único caso, también existen Báez, Hebe y las viviendas sociales, Milagros y las máquinas de contar plata, los hoteles del calafate, los trenes chatarras que compraron, el narcotráfico de la efedrina con Pérez Corradi, la rosadita y los fajos de dólares, y por supuesto las universidades porque no han dejado nada sin usar para robar o lavar dinero.
Hablan de cómplices y víctimas, mientras toman distancia y buscan baldosas para esconderse, tratando que el tiempo les permita caminar de nuevo por las calles o pararse delante de un curso para hablar de honestidad intelectual, sin ser observados como parte del gran grupo de estafadores académico y morales.
Pues la verdad les ha demostrado, que a pesar de las dádivas repartidas, los millones de planes sociales, los servicios públicos a bajísimos costos, los planes de vivienda, las cooperativas, los ñoquis, fideos y lasañas que incorporaron al Estado, más del 50% del país les dijo que se vayan. Por primera vez en la historia un gobierno no pierde por crisis económica, sino por haber construido un sistema de corrupción a nivel nacional, que hasta muchos de los beneficiarios por necesidad y carencia votaron en contra.
Nosotros los estudiantes de ESA (Estudiantes de Sociología y antropología) no queremos formarnos como fieles empleados de ningún gobierno de turno, no queremos ser reproductores de la ideología de la clase dominante y parasitaria, no estudiamos para que nos repartan un par de horas cátedras, nos den una simple  beca o un plan social, porque no estamos dispuestos a renunciar a nuestros principios morales y a la veracidad académica.
Por todo esto es que consideramos que es imprescindible  la construcción de un saber social de nuevo tipo, el cual debe aportar elementos para generar las necesarias transformaciones en la vida cotidiana de nuestra sociedad.
Esto nos hace considerar a la utopía como la posibilidad de sentir la necesidad de cambiar, soñar, desear hacerlo; la utopía como voluntad de cambio y reconocimiento de la capacidad de hacerlo. Por eso planteamos la lucha de las ideas, la disputa de las subjetividades, porque se nos ha querido anular la capacidad de soñar un país diferente, se ha presentado el pensamiento corrupto y parasitario como la única posibilidad. Y nada nos impedirá formarnos como verdaderos críticos e interpeladores de la realidad que se nos presenta.

Guillermo Castelli.






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