El día del
maestro, Belgrano se revuelca en su tumba.
El 11 de
septiembre será otro de los días que los alumnos de las escuelas tendrán que
rendir homenaje al vetusto y reaccionario Sarmiento, aquel que quedó en la
historia por haber legalizado oficialmente la educación pública y por pedir que
rieguen la tierra con la sangre de los gauchos, y a sus actuales maestros y
docentes, una degeneración histórica de aquellos educadores que había pensado
el general Belgrano, el verdadero prócer de la educación pública, tanto por
haberla llevado a la práctica como por los principios que pregonaba con su
ejemplo y sus exigencias.
Pensar
semejante idea podría tildarse de herejía, cosa que no me disgusta, por el
contrario me enorgullece, pero publicarla seguramente sería descabellado, otra
de las cosas que hago a menudo, por torpeza o cabeza dura, pero al fin y al
cabo soy de los que opina que no hay que morirse sin decir las cosas que uno
piensa.
He
concurrido tanto a la escuela primaria como a la secundaria, la cual la terminé,
con sacrificio de noche porque de día trabaja para la simple subsistencia, tuve
varios intentos en la universidad, por desgracia todos truncos por los famosos
condicionamientos sociales o las llamadas crisis económicas. Hace unos cuantos
años mi conexión con la escuela es a través de mis hijos; y las reflexiones que
realizo a diario me convencen cada vez más de que los maestros o docentes han
dejado de ser en su gran mayoría los educadores que el Gral. Belgrano había
imaginado allá por 1796 cuando empezaba a diseñar la importancia de la
educación pública y obligatoria para el desarrollo de una nación prospera, para
convertirse en auténticos empleados públicos, de esos que concurren al trabajo
seguros de que nadie los va a echar, porque en el Estado no echan a nadie,
siempre tienen un salario a fin de mes, muchísimos días de vacaciones, verano e
invierno, numerosas licencias y podemos decir que sus turnos de trabajo son de
4 hs, aunque sabemos del grandioso sacrificio que hacen cuando trabajan dos
turnos o sea 8 hs, algo que contado por ellos pareciera imposible de alcanzar
por el resto de los mortales que parece vivimos en el paraíso de las
condiciones laborales.
A esta
altura seguro ya tengo acumuladas puteadas en mi haber, pero como buen cabeza
dura seguiré con mi reflexión. Y puedo decir que desde que termine el
secundario hasta la actualidad vengo advirtiendo como los docentes fueron
abandonando sus principios de ser quienes, no solamente tenían la obligación de
enseñar a los pibes, sino que también tenían ese inconsciente colectivo donde
abrir la cabeza de los alumnos, ser generadores de futuras mentes brillantes,
construir personas atrevidas para apoderarse del saber, generar artistas de la vida era un pensamiento
mancomunado entre los que vestían con orgullo el delantal de maestro; para en
la actualidad convertirse en simples empleados públicos que en el mejor de los
casos cumplen un horario para cobrar el sueldo sin importarles los conceptos ni los contenidos, y en el peor
de los casos se han complotado con el sistema para impartir relatos de turno,
para ser obsecuentes con “todos tienen que pasar porque sino estigmatizamos”, “no
amonestamos porque es represivo”, “no exigimos porque hay que incluir”, “no
abrimos mentes porque nosotros estamos derrotados por el mismísimo sistema”.
En tanto
cursaba materias tanto en la licenciatura de política como en sociología me he
topado con una mayoría de docentes que poco tienen de académico y mucho de
militantes partidarios, pareciera que tienen que pagar con propaganda el haber
conseguido algunas horas cátedras, y carecen de toda vergüenza realizándolo a
viva voz delante de los cursos, muchos de los cuales ahora tendrán que diseñar
nuevos discursos para defender el nivel de corrupción alcanzado por la ultima
gestión.
Pero
también me encuentro muchas veces corrigiendo los cuadernos de mi hija que
transita la primaria, y no fueron pocas las veces que escribí en su cuaderno de
comunicación o he ido a su escuela para discutir tanto con su maestra como con
la directora del establecimiento, las calamidades que encuentro en sus
cuadernos corregidas con extensas felicitaciones por parte de sus maestras,
demostrando su verdadero desinterés y falta de moral para estar delante de un
grado. Y esto no me paso sólo en una escuela como tampoco sólo en una
universidad.
Para muchos
esto parecerá un discurso gorila, pero la triste realidad es que ni enseñan ni
contienen, tenemos las peores tasas de deserción de las últimas décadas, el 50%
de los pibes que entran a la secundaria no la terminan y de los que ingresan a
la universidad apenas el 20% termina, el programa de evaluación PISA nos ubica
cerca del puesto 60 debajo de la mayoría de los países latinos, y la prueba más
estremecedora de todo esto la vemos a menudo cuando en los ingresos a las
universidades los pibes no llegan a
comprender los textos de estudios, leen de forma deficitaria, tienen gravísimos
problemas con las matemáticas y son incapaces de redactar cualquier cosa.
Sin embargo
tenemos que decir que fue muy importante el aumento del presupuesto nacional
para la educación en el último periodo, casi un 7% del PBI, ahora lo que
tendríamos que evaluar es si ese aumento fue realmente invertido en educación o
fue robado o utilizado para hacer política partidaria como demuestran varias
causas que involucran actos de corrupción en escuelas públicas como en varias
universidades nacionales y provinciales.
Siguiendo
con las fastidiosas estadísticas los días de clase como la cantidad de horas
cursadas también nos ubican lejos de todos nuestros países vecinos, Brasil,
Chile, Bolivia tienen más días de clase que nosotros, nuestro calendario
dictamina solo 190 días, pero todos sabemos que los docentes comienzan el año
con su paro reglamentario reduciendo los mismos antes de comenzar el ciclo
lectivo , agregándole a esto que la jornada horaria en los otros países son de
5 horas y acá son de 4, por lo que llegaríamos a tener 760 hs anuales en caso
de llegar a los 190 días de clase, toda una utopía.
Por
supuesto podemos seguir llenando hojas de datos y estadísticas que demuestran
que la educación es un negocio más, y solo para los que cobran, porque para la
gran mayoría de los pibes se han convertido un gran fracaso.
Y por más
que los relatos se sucedan y nos quieran llenar la cabeza con el verso de la
inclusión, la realidad nos muestras que cada vez estudian menos y cada vez tienen
un nivel más deficitario.
Seguramente
la excusa de esta verdad será que eso es una cuestión política, y se le echará
la culpa a malas gestiones que tuvo nuestro país; y seguramente eso es parte de
la razón pero nada los exime de su complicidad con la decadencia que sumerge a
nuestra educación, ellos han sido fieles al relato y nada dijeron o hicieron
para contrarrestar las políticas educativas, de hecho sus únicas medidas de
fuerza son por aumentos salariales, porque todo el verso que acompaña el
reclamo salarial se termina cuando arreglan el aumento, al fin y al cabo plata
en el bolsillo arregla todos los problemas y olvida todo los principios.
Hoy Yaski,
Baradel, Micheli se embanderan como los
dirigentes mas legítimos en la defensa de los intereses docentes, cuando su
historia es una sucesión de hechos mentirosos, corruptos y de entregadas, porque en principio se puede
decir que tienen menos días de concurrencia al trabajo que los días de estudio
que tuvo el chavo del 8.
Solo son
burócratas que nunca despegaron el trasero de la silla, no son distintos a
Moyano, Martínez , Benegas , Viviani o toda la lacra que entregaron no sólo su
mente sino también su cuerpo al Kirchnerismo que supo llevar la educación a lo
profundo de la ignorancia. Y siguen siendo los dirigentes de sus gremios porque
sus bases los siguen eligiendo como sus representantes, son sus fieles
reflejos, toda una mentalidad carcomida por el sistema que los degrada a lo
peor que tiene este sistema que son las personas que nada les interesa, están
vacios de moral y ética, solo buscan el beneficio personal y al menor costo no
importa a quien se perjudique, no importa si todo lo que ellos hacen suma para
seguir degradando al país y a todos los pibes que podrían construir un futuro
distinto.
Tengo en
claro que los docentes se asumen lo mejor y lo mas sacrificado de nuestra
sociedad, que aún conservan cierto apoyo de la sociedad, pero creo que la sociedad también está en plena
decadencia, hoy la meritocracia pareciera ser una mala palabra, la exigencias,
el saber, la responsabilidades ya no son virtudes sino todo lo contrario, quien
piensa así es estúpido, o en el mejor de los casos un utópico.
Está claro
que hoy decir algunas verdades te hace ubicarte en el peor de los lugares,
gorila será lo más suave que algunos me dirán y no faltará el que me aplique el
facho, pero no hay peores verdades que las que nos toca padecer a diario.
Guillermo
Castelli.