domingo, 18 de marzo de 2012

Debate en la Biblioteca Nacional sobre ciencias sociales y políticas encabezado por los doctores Grimson y Gargarella.




El jueves 15 de marzo se llevo a cabo en la biblioteca nacional  una de las mesas de debate de las “Jornadas Ciencias Sociales y políticas  en Argentina” la cual estaba conformada por los Doctores  H. González, R. Gargarella y A. Grimson y tenía como título: Desafíos para la articulación entre ciencias sociales y política.
A la misma concurrimos varios de los compañeros que conformamos la agrupación estudiantil E.S.A. de la UNSAM ya que intentamos de alguna manera transcurrir nuestras carreras no solamente con el aprendizaje académico sino esencialmente con un pensamiento crítico y abarcador que pueda integrar la formación científica y las necesidades de una sociedad donde las diferencias sociales muchas veces se convierten en barreras infranqueables, es por eso que participar de los diferentes debates que transcurren con problemáticas de nivel nacional nos parecen apropiados.
A partir de algunos análisis personales quisiera intentar reflejar varios de los temas más importantes que se debatieron, debo resaltar que lejos de lo que se enseña en las universidades respecto a la objetividad de las ciencias y a la necesidad del distanciamiento subjetivo para lograr una mejor interpretación de los hechos, las posiciones de los panelistas reflejan un claro posicionamiento político que dista mucho de ese positivismo que intentan imponer.
 No  me parece mal que los posicionamientos teóricos tengan subjetividades personales, que no son más que tomas de posición que articulan nuestros intereses, marcos de referencias, posiciones de clase, sentimientos  o identificaciones pero con la salvedad que los mismos tendrían que ser pre conceptos establecidos previos a los discursos esclareciendo desde donde parten las impresiones, como un hecho de lealtad o de honestidad hacia quienes nos dirigimos.
Todo indica que a la hora de los hechos o de los dichos cualquier exposición académica dista mucho de las recetas Khuneanas donde los limites demarcatorios parecerían dividir las ciencias de las no ciencias, pero es improbable encontrar alguna ciencia ya sea social o de las llamadas duras sin un posicionamiento ideológico de por medio, y si no reflexionemos que  hubiese sido  del descubrimiento de la fusión atómica,  la cual desarrollo A. Einstein, con la consiguiente  bomba nuclear, si éste hubiese elegido desarrollarla para los Alemanes.
Pasado el marco de las subjetividades el debate mostró una vez más  cómo las ciencias sociales, muchas veces llamadas críticas por el papel que deberían cumplir, terminan siendo la escusa válida para debelar adhesiones como enfrentamientos con los proyectos imperantes.
Para el Dr. Gargarella las ciencias deben siempre jugar un papel crítico porque su rol es justamente el del cuestionamiento, lo cual  permitiría poner a la vista las diferencias sociales, las relaciones de poder y las articulaciones de éste tanto con la  burocracia estatal como  con las entidades financieras.
Es verdad que el proyecto oficial se distancia mucho de sus acciones políticas y Gargarella supo ser incisivo a la hora de remarcar la asonada  en contra de los DDHH en relación a la cantidad de muertos que en los últimos años ha sumado esta democracia como también el cambio del tipo de producción agraria, ya que en la actualidad nos  hemos convertido en un país de monocultivo sojero, sumándole por supuesto los problemas con la minería a cielo abierto o las malísimas condiciones del transporte terrestre.
En una clara oposición a las políticas oficiales ha definido críticamente por donde pasa la demarcación y el rol que las ciencias sociales deben jugar a la hora de reflexionar sobre la actualidad.
Para el Dr. Grimson también las ciencias deben ser criticas pero es necesario que estas remarquen los avances logrados por las políticas oficiales para tener una lectura más objetiva de la realidad y, por eso, apela a la recolección de algunos datos que para él definen al momento de analizar la sociedad actual tales como: el aumento del empleo, los distintos subsidios que se otorgan a sectores de menores recursos, los logros respecto a la igualdad de género y los dictamen a favor del aborto en caso de violaciones, que sin duda también son importantes y satisfacen  algunas de las necesidades de nuestro pueblo. Sin embargo,  no termina de reconocer todas las críticas esgrimidas por Gargarella y  entiende que todavía quedan debates pendientes, complejidades  y entramados de poder que escapan a las posibilidades del Estado.
De esta manera el Dr. Grimson deja  establecido que el rol de académico o intelectual público, como se llamó en el debate, es  a favor y en defensa del proyecto oficial.
Es más que evidente que cada uno aun partiendo desde la misma ciencia crítica son portadores de diferentes reflexiones: para uno la mitad del vaso esta vacía para otro está llena.
A mi entender  hay ciertos avances que deben ser reconocidos y que en todo caso se podría discutir si estos son solo producto de decisiones políticas superestructurales o son determinaciones logradas a partir de las imposiciones invocadas por un pueblo que luego de la crisis del 2001 y con su irrupción violenta en la política nacional ha logrado imprimir su marca en la agenda del Estado.  
Por otro lado, llamar procesos en marcha o desarrollos inconclusos a determinadas cuestiones que hacen a la esencia del sistema productivo imperante me parece desconocer los serios problemas que  aquejan al país. Desestimar la impresionante desforestación para extender el cultivo de soja transgénica alterando nuestro suelo,  provocando desertificación y haciendo peligrar la salud humana con los agro tóxicos utilizados no es un desarrollo inconcluso, todo lo contrario, es una matriz productiva que se viene generando hace décadas y sigue siendo alentada por un Estado que tiene como objetivo recaudar a través de las retenciones fondos a costa del deterioro de nuestro suelo.
Lo mismo ocurre con la minería a cielo abierto, un sistema extractivo de nuestros minerales sin control de la producción por parte del Estado con bajísima rentabilidad y una elevada tasa de peligrosidad por los contaminantes utilizados.
 Cuando  empezamos  a profundizar  en el repaso de las políticas gubernamentales son variados y controvertidos los temas cruciales que aquejan al país  porque no es menor el aumento de la represión en las movilizaciones sociales, ni la alarmante cifra de muertos que se suman  seguidamente y como respuesta  la votación por mayoría en el congreso de una ley antiterrorista que legitima el accionar del Estado para judicializar la protesta social.
Volviendo al principio y acordando con ambos panelistas es necesario que las ciencias sociales sean criticas del poder instituido, está claro que una observación “objetiva” es necesaria a la hora de develar los entramados de poder que se ocultan detrás  de las políticas en general, sin embargo, el rol de los académicos, intelectuales o simples alumnos de las carreras sociales debería tener un perfil que ante todo  demuestre sinceridad científica llamando a las cosas por su nombre, posicionándose políticamente con decisiones claras y no aduciendo  a complejidades de los procesos inconcluso o articulaciones que escapan al poder del Estado para excusar decisiones que involucran y condicionan la vida de 40 millones de habitantes.
Como síntesis de todo lo anteriormente expuesto quedaría  sobre la mesa de debate  la reflexión de que las ciencias sociales  evidentemente deben ser criticas porque esa tendría que ser su esencia, pero  la mayoría de las veces terminan siendo el argumento académico  para legitimar políticas y construir hegemonía a favor de determinados intereses.


Guillermo Castelli.


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